Para los pueblos mesoamericanos el cacao, y los alimentos con él elaborados, era un elemento sagrado y parte de su vida ritual. De hecho, principalmente en el área maya hay una buena cantidad de representaciones, correspondientes al Clásico (200-900 d.C.), en las que el cacao –ya sea la planta, el fruto, los granos o una preparación– aparece como un elemento simbólico o ritual.